viernes, 15 de octubre de 2010

Trabajo autónomo semana 10

http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/rudolfhommes/rudolf-hommes-soar-no-cuesta-nada_8131921-4

La suerte del programa de Gobierno no se va a jugar en el futuro sino ahora.

El Ministro de Hacienda pronunció un discurso durante la asamblea anual conjunta del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial que ha llamado la atención por su simplicidad y su optimismo. Se aleja del patrón tradicional de intervenciones de los ministros y presidentes de bancos centrales en esos foros internacionales en los que se hace énfasis en los aspectos macroeconómicos y financieros de la política económica de cada país.

El discurso de Echeverry hace caso omiso de las finanzas públicas, de la deuda, de la tasa de cambio, del entorno global y se ciñe a describir cómo puede ser Colombia después de uno o dos gobiernos de Santos. Esta previsión del futuro a ratos parece literatura de cámara de comercio y texto de geografía del hermano Justo Ramón, pero esboza sencillamente para la audiencia internacional las principales metas del programa del gobierno, sin hacer referencia a las restricciones financieras, políticas o administrativas que deberá enfrentar. Eso no es inusual. Deng Xiaoping hizo eso mismo hace 30 años en ese mismo medio y sus anuncios fueron recibidos con singular escepticismo, que no tardó en transformarse en asombro.

Hace 20 años, durante una de esas mismas asambleas, le hice al presidente del Banco Mundial un resumen de las reformas que se llevarían a cabo durante la administración Gaviria (apertura, reforma laboral, reforma tributaria, liberalización financiera y cambiaria, descentralización, nuevo régimen de inversión extranjera, reforma del banco central, entre otros).

Me escuchó con la condescendencia que las personas mayores reservan para jóvenes insolentes y se despidió diciendo que si lograba sacar adelante una sola de esas reformas podría darme por bien servido.

Mal haría, entonces, poniendo en duda lo que esta Administración puede alcanzar o criticando al Ministro por soñar en público con un mejor país.

La mayoría de los colombianos comparte ese sueño y se inquieta cuando le surgen obstáculos, cuando revisan las políticas inicialmente prometidas y anunciadas, como parece estar sucediendo con el régimen de tierras y la política agropecuaria, o cuando se afirma que Uribe va a impedir las reformas anheladas.
Santos sorprendió con su programa, pero ahora se identifica una mayoría con las metas del gobierno. ¿Quién puede oponerse a crecer más, a que construyan un millón de viviendas nuevas, a que se creen tres millones de puestos de trabajo, o a que siete millones de colombianos salgan de la pobreza y se consolide una clase media próspera, democrática y bien educada?

Resarcir a las víctimas del despojo y facilitar el acceso de los campesinos a la tierra como complemento de un mayor impulso del sector rural son iniciativas justas y populares.

Pero el fervor que despiertan las políticas anunciadas no es suficiente para sacarlas adelante si no se cuenta con los recursos propios para hacerlo. La "prosperidad al debe" no es viable en las actuales circunstancias, y el programa del gobierno fracasaría si se pospone hasta que aparezcan los recursos, como parece ser el plan de Minhacienda.

Cuando Santos ofreció no subir los impuestos, creíamos que su programa era menos audaz. Como es de mucho mayor alcance y trascendencia, se justifica plenamente llevar a cabo una reforma tributaria estructural para financiarlo y para corregir los protuberantes defectos de la estructura actual.

La suerte del programa de Gobierno no se va a jugar en el futuro sino ahora. Soñar no cuesta nada, pero hacer realidad los sueños exige disponer de dinero, de equipo y de una voluntad política inquebrantable que corresponda al entusiasmo con el que se ha recibido el proyecto de gobierno.

Análisis y descripción del documento

Primer párrafo: en el primer párrafo podemos observar la introducción al texto y algunos antecedentes.

Segundo párrafo: se da una argumento válido para asi poder desarrollar el resto del documento.

Párrafos del tres a la 1 diez: se desarrolla la idea y se ponen diferentes puntos de vista.

Párrafo once: se da una conclusión y el autor expresa su opinión final

http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/ricardosilvaromero/memoria_8035201-4

Lo dijo Gandhi: "Si vivimos 'ojo por ojo', el mundo quedará ciego". Todo parece indicar que el desconcertante gobierno de Santos, que hasta hoy tiene cara de gobierno de verdad, ha emprendido la compleja labor de convertirnos en una nación que puede ver: un pueblo que comprende que la justicia hace innecesaria la venganza. ¿Reconoce el nuevo gobierno, en su curiosa línea de "reformar sin despertar al monstruo del uribismo", que no hay seguridad democrática si no hay seguridad social, que la Corte Suprema de Justicia obra de buena fe en busca de un Fiscal que no solo sea un abogado colombiano sin prontuario, que para que esas guerrillas sin sentido se sometan a la justicia, la justicia tiene que existir?: todo parece indicarlo. Jugársela por la ley de víctimas, por la ley de restitución de tierras y por la ley integral de tierras es empezar por el principio: pedir perdón, por fin, en nombre de un Estado que ha tardado tantos y tantos muertos en ir de la teoría a la práctica.

Si esas leyes prosperan en el Congreso, decía Santos el lunes, si esas leyes logran quebrar nuestra tradición de pasar por encima de los desposeídos, "habrá valido la pena ser Presidente".
Habrá logrado que acá, en este lugar del mundo llamado Colombia, la venganza por fin sea reemplazada por la justicia.

Será, si acaso sucede, si acaso funciona, como dejarnos a salvo en la orilla de la civilización. La ley del Talión de los antiguos, "ojo por ojo, diente por diente", pretendía impedir que los castigos fueran más sangrientos que los crímenes (el Código de Hammurabi recogía ese principio, el de reciprocidad exacta, de tal manera que se le concedía al golpeado la atribución de golpear), pero al final convertía a las víctimas en victimarios: pocos encontraban la paz transformándose en verdugos de sus verdugos. Siglos después, ante la evidencia de que la retaliación no cierra la pesadilla ni cierra sus heridas, se les quitó a los ciudadanos el derecho a impartir penas: la finalidad de una condena, se dijo, era reparar a las víctimas, contener a los victimarios y darle un ejemplo contundente a la sociedad sobre lo que no se debe hacer a los demás. El paso siguiente era construir un verdadero Estado.

Y a eso le apuesta Santos con la presentación de esas leyes: a la restauración de un Estado que en verdad defienda los derechos de sus ciudadanos y en verdad merezca la confianza de las víctimas.
El camino de la teoría a la práctica, del freno de la venganza al nacimiento de la justicia, está siempre plagado de violencia. Y de indefensos que solo mueren en paz si son narrados. Los relatos colombianos de los últimos sesenta años, desde El Cristo de espaldas hasta La siempreviva, rescatan, de la fosa común de las estadísticas, a los desarmados. Pero esas historias, que reconocen que hemos permitido que millones de personas se pasen una vida entera bajo el peso de la ley del Talión, son solo un primer paso: una manera de impedir que se apague la llama de la memoria. Para romper el círculo vicioso, para no contar nunca más la tragedia de esa víctima condenada a convertirse en victimario, el Estado tiene que dejar de ser el villano del drama.

Si Santos logra eso, con esas tres leyes que piden perdón y comienzan de nuevo, "habrá valido la pena ser Presidente". Pues ser Presidente habrá sido lo mismo que ser un soldado de lo que un informe de la revista Semana llamó "la batalla por la memoria": otro soldado junto a esos defensores que se juegan la vida en comisiones de reparación, a esos periodistas que no descansan hasta nombrar a los caídos y a esos narradores de ficciones que nos llenan de fantasmas. Ser Presidente habrá sido darle un rostro a cada cifra, recobrar cada confianza. Y, del lado de los educadores, de los agentes de la ley y de los jueces, comenzar a devolverles sus derechos a los colombianos a partir del derecho a no ser vengadores ni vengados.

Análisis y descripción del documento

Primer párrafo: hace referencia a unos precedentes y a una introducción del tema.

Segundo párrafo: se hace una serie de preguntas y una serie de argumentos

Tercer y cuarto párrafo: se hace un desarrollo del tema y se saca una serie de conclusiones.

Quinto párrafo: el autor habla sobre qué es lo que él piensa a cerca del tema. A da una conclusión final.

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